jueves, 18 de enero de 2018

Treinta y ocho más cinco

Soy una persona bastante tranquila, pero, hace una semanita más o menos, empezó a entrarme el miedo. No miedo al parto. He visto muchos, muchísimos, y (de momento) eso no me preocupa.
Es miedo al cambio de vida. 

Se acabó eso de levantarse, arreglarse, coger el bolso y salir, sin más, a hacer cualquier recado. 
Se acabó coger el bus o metro sin pensar ¿cómo voy a meter ahí un carrito de bebé?
Se acabó ir al cine, al teatro o a cenar sin tener que buscar antes niñera. 
Se acabó dormir de un tirón. 
Se acabó simplemente tener tiempo para estudiar, navegar por internet o leer sin pensar en nada más. 

Se acabaron muchas cosas. Eso es lo que me da miedo. 

Me siento algo culpable por este miedo. Egoísta, quizás. Supongo que ahora todo debería ser felicidad (que la hay, y muchísima), pero también creo que es normal sentir miedo ante un cambio de vida tan grande...

De cualquier forma, todo ese temor ha desaparecido (o, al menos, se ha reducido mucho) después de la última ecografía. 
Cuando vi su carita, cómo mueve las manos, las piernas, cómo late su corazón... Sé que todos los cambios habrán merecido la pena en el momento en que esté entre nuestros brazos. 

lunes, 8 de enero de 2018

Masaje perineal

Como ginecóloga, debo decir (y seguiré diciendo) que el masaje perineal es una técnica eficaz que se puede/debe realizar desde la semana 32 de embarazo, que consiste en la estimulación de los tejidos y piel de la zona y que puede prevenir desgarros y la necesidad de realizar episiotomía durante el parto. 
Esta zona, es importante conocerla y cuidarla durante y después del embarazo. 
Los objetivos de la técnica son aumentar la elasticidad de la zona, mejorar la recuperación del suelo pélvico tras el parto y reducir la incidencia de episiotomías y desgarros. 
Para que el masaje sea eficaz, deberíamos realizarlo, como digo, a partir de la semana 32, un mínimo de dos veces por semana.Y podemos realizar el masaje nosotras mismas o ayudadas por alguien. 

No voy a meterme en la técnica porque hay muchos manuales donde podemos leerlo y que lo explican perfectamente. 

Y ahora, que ya he hablado de las bondades del masaje y lo he recomendado como ginecóloga, me toca dar mi opinión como gestante. Y mi opinión como gestante es... que no me gusta nada. 
Servidora, una mañana, allá por la semana 35, salió de casa encantada de la vida, decidida a comenzar, ese mismo día, con el cuidado de su periné (ya iba tarde, he de decir, pero eso no iba a menguar mi entusiasmo). Me compré un bote de aceite de rosa mosqueta y, cuando llegué a casa, comencé a estudiarme mi manual (no iba yo a permitir que me lo diese nadie pudiendo hacerlo sola).
No me resultó demasiado complicado por la barriga, eso sí, pero molesto... molesto un rato largo.
Total, que el entusiasmo me duró dos días. 

Seguiré recomendándoselo a todas mis pacientes y, desde aquí, os animo a realizarlo (al menos intentarlo), porque, ciertamente, me parece de vital importancia el cuidado del periné. Pero yo... yo desisto. 
Sólo me queda confiar en la destreza de mi ginecólogo.

domingo, 7 de enero de 2018

Treinta y siete más uno

Cuando tú quieras, hijo. 

Ya estamos de 37 semanas, es decir, que nuestro pequeño ya es un feto que ha alcanzado la madurez  gestacional y está listo para salir cuando quiera. 
Si todo va bien en cuanto a su peso y demás, podría estar ahí, tranquilamente, hasta la semana 40, que es la que llamamos fecha probable de parto. Incluso le daríamos un margen de unos 10 días más (según el hospital y protocolo que utilice) para ver si se anima. Si pasado este tiempo (o antes en caso de algún problema) no se ha iniciado el parto, habría que inducirlo.
Pero esto de la inducción, lo dejamos para próximos capítulos.

Volviendo a nosotros, hoy ha sido el día de ultimar detalles en su habitación y de (después de mucha, mucha insistencia de mi señor esposo) organizar nuestro "equipaje" para el hospital. 

Así que ya lo tenemos todo listo, para cuando este enano decida que ha llegado la hora de salir.